Comunicado. La Coalición Argentina por un Estado Laico (CAEL) presentó a ambas cámaras del Congreso de la Nación un proyecto de ley para avanzar en un calendario de feriados más acorde al de un Estado Laico. En particular, el proyecto propone que el feriado del 8 de diciembre, relativo a una festividad específica del culto católico, deje de ser tal, a la vez que un nuevo feriado se agregue al calendario cada 10 de diciembre como el "Día de la Democracia y los Derechos Humanos".
La semana
pasada CAEL presentó al Congreso de la
Nación un proyecto de ley que busca dar
un paso más en el sentido de un Estado Laico.
Se trata de los expedientes P-92 (Cámara de
Diputados/as) y P-31 (Senado), que presentan
ante ambas cámaras un anteproyecto de ley que
propone una modificación al calendario de
feriados nacionales desde una perspectiva
laicista. Se propone que el 8 de
diciembre de cada año, en tanto feriado
nacional por ser una festividad del
culto católico apostólico romano, deje de
serlo. Al mismo tiempo, se propone
un nuevo feriado nacional de carácter
laicista y argentino: el 10 de diciembre,
"Día de la Democracia y los Derechos
Humanos". La propuesta, también será
presentada a la Presidenta de la Nación para
su consideración.
El 8 de diciembre de 1854 el Papa Pío IX estableció por revelación divina que «la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo-Jesús, Salvador del género humano». Esta afirmación debe ser considerada por las personas católicas un dogma incuestionable, en función de la doctrina de la infalibilidad pontificia que el propio Pío IX definió pocos años después.
Pero dicha supuesta infalibilidad nada tiene que ver con los principios de nuestra Constitución Nacional, que desde 1853 garantiza la libertad religiosa y de conciencia a todas las personas. Por el contrario, sostener un dogma establecido por un gobernante de un Estado extranjero, elegido por un consejo de «notables», que concentra en su figura los tres poderes del Estado y dicta declaraciones incuestionables bajo pretexto de inspiración divina y en el que sólo los varones pueden ser elegidos y participar de la toma de decisiones, colisiona abiertamente con los principios de un estado republicano, con división y control entre poderes, que promueve la igualdad entre varones y mujeres, y donde todas las decisiones de un gobernante son recurribles judicialmente y rigen plenamente libertades fundamentales de conciencia, pensamiento y expresión. Los dogmas religiosos son así incompatibles con el espíritu republicano, democrático e igualitario de nuestra Carta Magna.
Por otro
lado, el 10 de diciembre tiene en
nuestro país un doble sentido democrático. A
nivel internacional, se conmemora la
Declaración Universal de los Derechos
Humanos, dada en la ONU en 1948, y a
nivel nacional, celebramos el
restablecimiento de la Democracia en 1983.
Además, cada dos años autoridades nacionales y
de otros niveles de gobierno eligen esa fecha
para asumir sus mandatos.El 8 de diciembre de 1854 el Papa Pío IX estableció por revelación divina que «la Santísima Virgen María fue preservada inmune de toda mancha de culpa original desde el primer instante de su concepción, por singular privilegio y gracia de Dios Omnipotente, en atención a los méritos de Cristo-Jesús, Salvador del género humano». Esta afirmación debe ser considerada por las personas católicas un dogma incuestionable, en función de la doctrina de la infalibilidad pontificia que el propio Pío IX definió pocos años después.
Pero dicha supuesta infalibilidad nada tiene que ver con los principios de nuestra Constitución Nacional, que desde 1853 garantiza la libertad religiosa y de conciencia a todas las personas. Por el contrario, sostener un dogma establecido por un gobernante de un Estado extranjero, elegido por un consejo de «notables», que concentra en su figura los tres poderes del Estado y dicta declaraciones incuestionables bajo pretexto de inspiración divina y en el que sólo los varones pueden ser elegidos y participar de la toma de decisiones, colisiona abiertamente con los principios de un estado republicano, con división y control entre poderes, que promueve la igualdad entre varones y mujeres, y donde todas las decisiones de un gobernante son recurribles judicialmente y rigen plenamente libertades fundamentales de conciencia, pensamiento y expresión. Los dogmas religiosos son así incompatibles con el espíritu republicano, democrático e igualitario de nuestra Carta Magna.
Sin dudas el 10 de diciembre es un día que debería ser reivindicado para recordar la importancia de la vigencia de la Democracia y reflexionar sobre la necesidad de profundizarla y de entenderla como la base fundamental para la plena vigencia de los derechos humanos, incluyendo en estos a la libertad de conciencia y la libertad religiosa. Y el 30º aniversario del retorno a la democracia es sin dudas la ocasión ideal para dar este paso.
Llamamos a todas las fuerzas políticas, en especial a las que tienen representación en el Congreso, a impulsar esta modificación para seguir avanzando hacia un Estado cada vez más laico y democrático, que garantice la plena vigencia de los derechos humanos y la libertad de conciencia y la igualdad para todas las personas.
El proyecto presentado, con sus fundamentos, puede leerse aquí.
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