Boquitas Pintadas - La Nación.
Jorgelina empezó abogacía en el Penal de Devoto. Allí cursó dos años,
hasta que cumplió su pena y salió en libertad. “Caí presa por mi
condición de transexual”, dice. No guarda rencor. Más bien, quiso
convertir la injusticia que –dice- cometieron con ella, en militancia.
“Empecé a estudiar Derecho porque me di cuenta de que había caído presa
porque ya era sospechosa al ser portadora de esta identidad. Por eso
pensé que estaba bueno estudiar, recibirme y pelear por estas minorías”,
cuenta, en lo que define el derecho ligado a la acción.
Ya libre, eligió la Universidad de Buenos Aires (UBA) para completar
su carrera. Allí, encontró nuevas razones para militar, puertas adentro
de la Facultad de Derecho. Hoy integra la lista Nuevo Derecho, una de las que lucha por el Centro de Estudiantes de esa facultad. Las elecciones fueron toda esta semana.
En la entrevista con Boquitas pintadas habla de su
lucha para que le reconocieran la regularidad, primero; de la
discriminación cotidiana de parte de profesores y alumnos; de la pelea
para que la mencionaran en las listas con el nombre que la identifica y
no el que figura en su documento.
“En un momento me sentí muy sola luchando”, reconoce después de
repasar sus cruzadas a diario en una institución que ella suponía mucho
más abierta. Esto fue hasta que se acercó la agrupación “Nuevo Derecho”,
del que forma parte.
El encuentro con Jorgelina.
Se enciende la cámara y ella empieza: mi nombre es Jorgelina
Abelardo, soy militante de ATTA [Asociación de Travestis, Transgéneros y
Transexuales] . Comencé mi carrera de Abogacía dentro del
centro universitario de Devoto por haber sido víctima de la violencia
judicial: estuve detenida dos años y ocho meses y salí absuelta. Quedó
claro que los jueces tomaron mi condición de trans para declararme
culpable. Esto fue en 2002, más exactamente el 3 de septiembre de 2002.
Era el día de mi cumpleaños y caí detenida.
-Uno pensaría que esto ocurre en tiempos de dictadura…
Nosotras somos las olvidadas de la democracia. Si bien es verdad que
hay cambios y se han tomado en cuenta un montón de cosas, aún peleamos
por la identidad de género. También por la posibilidad de cursar en la
universidad. Por ejemplo, en la universidad de Buenos Aires hoy soy la
única trans declarada, aunque hay varias tapadas.
-¿Me contás cómo sigue tu historia después de la cárcel?
Cuando salí me tomé un tiempo antes de retomar la carrera. Necesitaba
pensar cómo seguía todo. Me decidí a seguir porque en los dos años que
había cursado me estaba yendo muy bien, fue una sorpresa para mí. Nunca
había pensado en mi vida estudiar Abogacía. Una de las materias que me
convocó fue Filosofía del Derecho. Me di cuenta a partir de ahí de los
baches jurídicos que hay en función de la diversidad. Comprendí que me
había pasado esto: por ser portadora de una identidad era sospechosa. Me
dije: ‘Está bueno estudiar, recibirme y pelear por estas minorías.
Porque, aunque parece que todos estamos de acuerdo en este respeto por
la diversidad, no es tan así, no se respeta”.
-¿Cómo fue retomar la carrera?
Cuando volví a pelear la regularidad empezaron los conflictos. No me
querían aceptar y ahí fue el primer acercamiento con Nuevo Derecho.
Peleo la reapertura, me dan la regularidad, sigo la carrera. Yo sabía
que no iba a ser lo mismo: todos me respetaban como Jorgelina allá en
Devoto. Esta universidad era distinta, con algunos profesores a los que
les molestaba mi presencia, con los compañeros también fue difícil. No
fue todo tan simple ni tan bueno: los estudiantes de derecho no son tan
liberados. Cuando había que estudiar en grupo, por ejemplo, no era tan
fácil. Por eso me parece que Nuevo Derecho pautó otras cosas. Ellos se
acercaron a mí. Nadie antes había reparado en mi lucha por estos
derechos.
-¿Qué es Nuevo Derecho?
Es una agrupación que hace 5 años trabaja en la Facultad y logró
cosas muy importantes. Básicamente, defiende a los estudiantes. Conmigo
se dieron cuenta de que era un estudiante, me ayudaron a no figurar con
mi nombre registral sino que se me registrara con mi apellido y mis
iniciales. Ellos me acompañaron, el presidente de Nuevo Derecho, Facundo
García es un gran apoyo en esto. Antes de ellos me había sentido muy
sola ahí adentro.
-¿Y ahora sos miembro de este partido?
Sí, estoy en la lista. Esto es inédito en la universidad. Para mí es
una alegría muy grande. Yo entro a Nuevo Derecho para convocar a
personas trans a que se animen a estudiar, para que lo que se fue
consiguiendo se mantenga.
-¿Por qué vas a luchar si estás en el Centro de Estudiantes?
Por la diversidad, por el reconocimiento. Porque hay gente oculta.
Hay compañeras que van a entrar en la universidad y no se dan a conocer.
Tiene que haber apertura, apoyo concreto a la ley de identidad de
género. Me parece que la universidad no puede estar lejos de esto porque
todo hace a ganar más derechos, igualdad. Somos personas y tenemos que
hacernos visibles.
-¿Qué le dirías a alguien trans que no se anima a estudiar?
Hay una nueva generación de chicas trans que está empezando a
comprender esta apertura. La única manera de defenderse y no ser
discriminado es saber que uno tiene derecho. Yo quiero actuar el
derecho. Invito a todos y todas a sumarse, a estudiar, a hacer valer los
derechos como ciudadanos
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