sábado, 3 de diciembre de 2011

Las mentiritas de monseñor Aguer sobre la ley de identidad.

Reproducimos la nota de Tod@s de Bruno Bimbi.



Por Bruno Bimbi.

Está circulando en el Congreso un email en cadena contra la ley de identidad de género que pide a los/as diputados/as que, antes de votarla, presten atención a la historia de John Money. Dice el email:
“(…) tenga en cuenta el caso del doctor John Money, y sobre todo una intervención suya que pretendió dotar de fundamento científico a la perspectiva de género, sobre la que descansa este proyecto de ley. Nacieron en Canadá, en 1965, dos mellizos varones con igual patrimonio genético, uno de los cuales tenía una pequeña dificultad en el miembro viril. Al chico se le hace una operación de circuncisión, torpemente ejecutada y le queman el pene. Entonces fue consultado el Dr. Money, que ya era famoso, quien propuso operarlo; le amputó los órganos viriles, prescribió un tratamiento hormonal e impuso a los padres educar a ese chico como una mujer. Lo vistieron de rosa, le dieron juguetes de mujer, como se estilaba entonces y demás. Pero resulta que el chico crece, y va manifestado actitudes totalmente masculinas. Su vida es un verdadero conflicto consigo mismo. (…) Resulta que este muchacho, ya crecido y con ese conflicto a cuestas se entera de lo que le había ocurrido, que en realidad era un varón y, entonces, exige volver a ser lo que debía haber seguido siendo siempre, lo que era en realidad. Se sometió ahora voluntariamente a otra operación, se casó, pero no pudo superar el conflicto y acabó suicidándose.”
El caso es real. Lo que es mentira es que la ley de identidad de género, que será debatida en la Cámara de Diputados el próximo 30 de noviembre, proponga algo siquiera parecido a lo que hizo el Dr. Money. El dictamen aprobado por las comisiones de Legislación General y Justicia establece claramente en qué casos podrán practicarse las cirugías y tratamientos hormonales de reasignación sexual:
“Art. 11.- Derecho al libre desarrollo personal. Todas las personas mayores de 18 años de edad podrán, conforme al artículo 1º de la presente ley y a fin de garantizar el goce de su salud integral, acceder a intervenciones quirúrgicas totales y parciales y/o tratamientos integrales hormonales para adecuar su cuerpo, incluida su genitalidad, a su identidad de género autopercibida, sin necesidad de requerir autorización judicial o administrativa. Para el acceso a los tratamientos integrales hormonales, no será necesario acreditar la voluntad en la intervención quirúrgica de reasignación genital total o parcial. En ambos casos se requerirá, únicamente, elconsentimiento informado de la persona. En el caso de las personas menores de edad regirán los principios establecidos en el artículo 5º para la obtención del consentimiento. (…)”.
Veamos ahora qué dice el artículo 5º con relación a los menores de edad:
“Art. 5º.- Personas menores de edad. Con relación a las personas menores de 18 años de edad la solicitud del trámite (…) deberá ser efectuada a través de sus representantes legales y con expresa conformidad del menor. Cuando por cualquier causa se niegue o sea imposible obtener el consentimiento de alguno/a de ellos/as, se podrá recurrir a la vía sumarísima para que los/as jueces/zas correspondientes resuelvan, teniendo en cuenta los principios de capacidad progresiva e interés superior del niño/a de acuerdo a lo estipulado en la Convención sobre los derechos del Niño y en la Ley 26.961 de Protección Integral de los Derechos de Niñas, Niños y Adolescentes.”
La decisión no la toma un médico ni los padres, sino la persona cuyo cuerpo será intervenido. Si es menor, necesitará de la autorización de sus representantes legales o de un/a juez/a. Pero nada, en ningún caso, se podrá hacer sin suconsentimiento informado.
“Ese mail se refiere al caso de los gemelos Reimer, que fue un caso de mala praxis. Money se ganó una pésima reputación al querer demostrar que tanto la identidad de género como la identidad sexual es lo mismo y que ambas son producto del aprendizaje. Con el suicidio de sus ‘sujetos de experimentación’ se cayeron todos sus presupuestos. La identidad de género no es producto del aprendizaje”, explica aTod@s Víctor Martínez Nuñez, psicólogo y profesor de la Universidad Nacional de San Luis.
De hecho, la ley de identidad de género apunta en la dirección contraria a la teoría de Money: si la identidad de género dependiera del aprendizaje, las personas travestis y transexuales, que fueron educadas de acuerdo al género asignado al nacer y recibieron toda la presión de su entorno para aceptarlo, no estarían reclamando el derecho a que se les reconozca una identidad de género diferente, autopercebida. Para que quede claro: lo que la ley en debate garantizará es el derecho de las personas trans a decidir sobre su cuerpo en base a su propia experiencia vital. Lo que hizo el doctor John Money —mutilar a un bebé que no tenía siquiera la edad para poder opinar sobre lo que estaban haciendo con él— no estaría permitido. Confundir el derecho a la identidad de género con la posibilidad de que un médico decida practicar una cirugía de reasignación sexual en un bebé es como confundir el sexo consentido entre adultos con el abuso sexual de menores practicado contra un recién nacido.
Pero ya aprendimos, durante el debate del matrimonio igualitario, como cuento acá, que cuando los fundamentalistas religiosos entran al debate, lo contaminan con mentiras. La carta que está siendo enviada por distintos internautas a los/as diputados/as, como puede verse en este linkestá basada en un texto del arzobispo de La Plata, Héctor Aguer, difundido en blogs vinculados al “nacionalismo católico”.
Revisar el resto del contenido de esos blogs es como una insólita travesía en el tren fantasma del viejo Italpark…

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