miércoles, 4 de julio de 2012

Romina Tejerina en libertad.

Por Andrea Lanzette para Alternativa Socialista, publicación del MST en Proyecto Sur.

Romina ha sido la bandera de una pelea colectiva que desde muchos sectores hemos venido dando, exigiendo por su libertad definitiva. En estos años transcurridos desde que fue condenada a prisión, desde el MST hemos participado en numerosos actos, marchas e iniciativas unitarias en donde el nombre de Romina englobaba a todas aquellas mujeres que enfrentamos la opresión cotidiana de esta sociedad capitalista patriarcal e injusta. Por eso nos alegramos tanto ante su reciente libertad, a la vez que volvemos a hacer algunas reflexiones. En su provincia, Jujuy, con fuerte peso de la Iglesia Católica, Romina Tejerina nunca recibió educación sexual para aprender cómo cuidarse. De joven, tampoco tuvo acceso a la información sobre anticoncepción y a los métodos concretos. En agosto del año 2002, a la salida de un boliche, fue violada y además amenazada de muerte si lo contaba. Como muchas mujeres, por miedo y vergüenza no hizo la denuncia de ese delito aberrante del que fue víctima. Embarazada, por su condición humilde, le fue imposible pagarse un aborto clandestino. Y como todas las mujeres de este país, Romina tampoco tuvo derecho a hacerse un aborto seguro y gratuito en un hospital público. Esa suma de penosas circunstancias obligó a Romina a transitar un embarazo en contra de su voluntad, forzoso, forzado. Lo hizo en soledad e intentó abortar sola, tomando laxantes. A los siete meses de calvario, en febrero de 2003, sola, dio a luz en un baño. En un estado de shock psicótico, mató a la beba fruto de la violación. En junio de 2005, fue condenada a 14 años de prisión.

Triple víctima de la injusticia estatal.
El Estado provincial y nacional no protegió a Romina del delito aberrante de la violación. Su siniestro violador, Eduardo Vargas, estuvo solamente 23 días detenido gracias a la “falta de pruebas”. El Estado tampoco veló por los derechos sexuales y reproductivos de Romina; como no vela por los de ninguna mujer que termina acudiendo a un aborto clandestino por no estar ese derecho legalmente asegurado. Y el Estado, a través de la justicia, condenó a Romina como un caso ejemplificador, sufriendo en el juicio y durante sus nueve largos años de cárcel, lo que incluyó otros maltratos en la prisión. La sentencia fue ratificada recién en el 2008. La morosidad en el fallo tenía que ver con muchos atenuantes, como los vacíos del Estado para la protección integral de las mujeres, la comprobación de que el crimen no fue planificado, la inexistencia de la figura del infanticidio -que moderaba las penas- y un embarazo no deseado. Ante un embarazo no querido, sea o no producto de una violación, las mujeres recurren a prácticas diferentes según su condición socioeconómica. Las mujeres de sectores mejor ubicados socialmente se practican un aborto en forma privada. Pero las mujeres de las franjas más pobres sólo acceden a procedimientos caseros o en condiciones de baja calidad, por lo tanto siempre inseguros, poniendo en riesgo su salud y hasta su vida.

Por el derecho al aborto
El penoso caso de Romina Tejerina es la muestra real de que un embarazo obligado no garantiza la vida del niño ni de la mujer. Por el contrario, cada año la penalización del aborto provoca en la Argentina alrededor de 500 muertes de mujeres y otras miles que quedan con secuelas psíquicas y/o físicas graves, incluida la esterilidad total. Por temor a las denuncias, muchas mujeres tampoco recurren a los hospitales públicos en casos de traumas post-aborto. Resulta claro que toda esta problemática es mucho más que un dilema ético o filosófico y pasó a ser de riesgo sanitario. Es imperioso seguir adelante por la reivindicación de nuestros derechos como mujeres, fundamentalmente el tan postergado derecho al aborto. La presidenta de la Nación no tiene este derecho elemental en su agenda, en complicidad, en ese punto, con la derecha retrógrada y la cúpula de la Iglesia. Cristina incluso ordenó explícitamente excluir el tema aborto de las reformas al Código Civil que se están preparando. Desde el MST en Movimiento Proyecto Sur seguimos comprometidas y comprometidos con esta lucha, que es la de todas las mujeres y hombres que queremos una sociedad más justa: educación sexual para prevenir; anticonceptivos para no abortar, aborto legal para no morir. Por eso nuestro diputado Alejandro Bodart ha presentado en la Legislatura porteña un proyecto de regulación que considera todos los abortos como no punibles. Y por eso exigimos el debate y la aprobación del proyecto de ley presentado en el Congreso por la Campaña Nacional por el Derecho al Aborto Legal, Seguro y Gratuito. Seguir la movilización en unidad es el camino para lograrlo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario