domingo, 17 de julio de 2011

Salta. (Des) Igualdad

Por Federico Anzardi  para Cuarto Poder



Las personas gays, lesbianas, bisexuales y transgénero continúan luchando por sus derechos, que son los mismos de los demás ciudadanos. Denuncian atropello policial, desidia gubernamental y burlas de los medios de prensa.


El Parque San Martín es Babel: un atardecer helado en el que los vendedores ambulantes y los artesanos no cesan su trabajo a pesar del frío; mientras los gringos recién bajados del colectivo caminan con la mochila a cuestas, mirando a su alrededor como si estuvieran inmersos en un documental de National Geographic; todo musicalizado por un puesto de panchos que emite cumbia al palo y distorsionada. Justo al lado del estacionamiento del Teleférico, tres chicas trans esperan puntuales, a las siete de la tarde, a sus compañeras de ATTTA Salta en un nuevo Día Internacional del Orgullo LGBT (Lesbianas, Gays, Bisexuales y personas Transgénero).

La Asociación de Travestis Transexuales Transgénero de Argentina (ATTTA) con sede en Salta convocó para el pasado martes 28 a una movilización hacia la Legislatura provincial donde intentaron (sin éxito) ser recibidos por los diputados y que estos traten sus reclamos, todos ellos basados en el respeto por su condición, la tolerancia y el cese de los abusos por parte de la policía.

“Estamos peleando por nuestros derechos: identidad de género e inclusión social real. Sentimos que hay una falta de representación política de parte del gobierno hacia el colectivo de la diversidad: falta de medicamentos, falta de atención médica, respeto a la identidad de género en los hospitales. Tenemos una represión policial colectiva que nos persigue todos los días, entonces estamos trabajando para que se deroguen los artículos contravencionales de la provincia. Tuvimos entrevistas con la gente de Derechos Humanos de la Cámara de Diputados y no tuvimos resultados todavía”, asegura Mary Robles, coordinadora de ATTTA Salta y presidenta del Grupo Transparencia.

Mientras las chicas que van llegando al parque se amontonan entre sí para no morirse de frío, la gente que pasa caminando cerca de ellas mira algunos de los carteles que tienen desplegados a su alrededor. El más visible tiene un encabezado contundente: “No a la transfobia”. “Acá hay una estructura hombre mujer pero no hay una estructura para una persona transgénero, gay o lesbiana. Estamos tratando de cambiar ese paradigma, que se escriba algo positivo y se nos acepte. No hay una inclusión social, no hay trabajo, no hay nadie”, explica Robles, rodeada por sus compañeras, que sostienen otras pancartas más pequeñas que guardan mensajes y exigen derechos básicos, como que la policía no las levante a cada rato basándose en el ambiguo Código Contravencional de la provincia. Los reclamos no terminan allí. Según los testimonios quieren también que ciertos medios de comunicación las traten con respeto en lugar de burlarse como lo vienen haciendo hasta ahora.

Un código ambiguo

“Será sancionado con arresto de hasta treinta (30) días o multa de hasta treinta (30) días, el que ofendiere el pudor de las personas con palabras o con gestos inequívocos”, reza el artículo 96 del Código Contravencional salteño, escudo principal en el que se resguarda la Policía para detener a las trans (o a cualquiera) bajo su propia subjetividad.

¿Qué es un “gesto inequívoco”? ¿Cómo sabe el oficial de turno si el pudor de las personas del barrio que vigila está siendo ofendido? El excelente spot producido por el Observatorio para la promoción de derechos de la diversidad sexual en Salta lo retrata claramente: un tipo está corriendo, haciendo ejercicio por un barrio top de nuestra ciudad, en horas del día. Sólo viste un par de zapatillas, medias y un pantalón deportivo. Va trotando sin remera, escuchando música con sus auriculares. De golpe, dos oficiales salen de un móvil estacionado en una esquina, lo interceptan y le exigen documentos. “La calle no es lugar para que usted ande así, menos en esta zona y en este horario. Su actitud se puede interpretar como ofrecimiento de sexo en la vía pública”, le dice uno de los canas, justo antes de mandarlo a guardar al patrullero.

“El colectivo éste es perseguido, golpeado y nos morimos todos los días por la desidia y la falta del Estado provincial. Hasta ahora no hemos tenido respuesta ninguna de la Cámara de Diputados. Las persecuciones son constantes, de todos los días. Hay una orden de Kosiner (N. de la R: Pablo; Ministro de Gobierno, Seguridad y, je, Derechos Humanos de Salta) de respetar las leyes contravencionales. Vemos que es jefe de Seguridad y Derechos Humanos pero no nos sentimos representadas”, aclara Robles, después de dar entrevistas a la televisión.

Los medios no ayudan

La persecución que denuncia la comunidad homosexual en Salta no es sólo policial. En una provincia en la que hasta ahora se han celebrado 18 matrimonios homosexuales y donde los gays, lesbianas, bisexuales y travestis son parte del tercer grupo más discriminado (detrás de los inmigrantes bolivianos y las personas de bajos recursos según datos suministrados por el INADI, delegación Salta); los medios juegan un fuerte papel alimentando en muchos casos esa segregación. Desde escribir “los travestis”, en lugar de “las” (como debería ser, por su condición femenina); hasta ridiculizar a los protagonistas de las noticias publicadas.

“Vergüenza nacional: una transexual premiada como mujer del año”, tituló FM Profesional (la de Martín Grande) el 25 de noviembre de 2009, en su sitio web. “Travestis provocan un caos de tránsito en el centro”, fue la manera que tuvo El Tribuno de presentar una noticia que debió apuntar más bien a la reivindicación de los derechos (se trataba de una marcha a favor de la igualdad) y no detenerse en el saldo “negativo” y circunstancial de la cuestión.

En su sitio web (http://observatorioglbtsalta.wordpress.com) el Observatorio analiza el tratamiento que le dan los dos diarios más importantes de la ciudad (El Tribuno y Nuevo Diario) a las noticias referidas a la comunidad LGBT y asegura que “en ambos diarios la diversidad sexual es vista como amenaza y peligro para lo que en ambos se entiende como sociedad y se caracteriza a las personas LGBT como inmorales o víctimas”. Se destaca al caricaturista Yerba, que en El Tribuno realiza una caracterización “altamente representativa del abordaje que realiza ese medio gráfico sobre la temática LGBT. Cuando retrata travestis las caracteriza con vello corporal y con indicadores que refieren a la situación prostibular, y cuando representa a gays los ubica en la clásica división de roles masculino/femenino, atribuyéndole a uno de ellos el papel de mujer en una pareja homosexual”.

Mary Robles confirma la tendencia de los medios: “El Tribuno nos discrimina y se burla de la comunidad. Hicimos varias denuncias y estamos tratando de que se haga algo. El Tribuno sólo se burló. Los abogados del diario también se burlan. El Inadi (Instituto Nacional contra la Discriminación, la Xenofobia y el Racismo) hace de intermediario pero no se ha logrado nada hasta ahora”.

Desde el Inadi Salta, informaron que El Tribuno nunca respondió formalmente a las denuncias realizadas. “Lo único que obtuvimos fue una nota editorial que nos acusaba de censuradores, porque queríamos decirle a El Tribuno cómo tenía que escribir. Además, cuando pueden, nos salen a pegar”, relata Nicolás Hirtz, prensa del organismo.

“Estamos mostrando la realidad que nos sucede”, dice Robles, mientras una de sus compañeras posa en corpiño y short de cuero, a pesar del frío insoportable. “Esto nos golpea todos los días y la gente mira para otro lado. Hay que mostrar para que de una buena vez se haga algo para terminar con esto”, finaliza, decidida a continuar abriendo un camino que parece complicado transitar en la provincia en la que nos encontramos, pero que es absolutamente necesario trazar.

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